e martë, 26 qershor 2007

Inmobiliarias, viajes astrales y centros de estética.


Hoy en día las inmobiliarias tienen de todo. Son el negocio del futuro. Es sinónimo de evolución. Si pudiera pagarlo, me compraría una parcelita en cualquier planeta para no tener que cruzarme con nadie detestable. Sola en un planeta. Con Bruno. Con víveres para un año. Suficiente. Pensando en dónde, se me ocurre que en Plutón, como ha dejado de ser planeta, los precios se habrán revalorizado… O mejor, si pudiera iría a una agencia de viajes, que hoy en día son otro negocio del futuro. Sinónimo de ocio. En las agencias venden de todo. Willy Fog se echaría a llorar. Pobre. Y pediría un viaje a… Siempre he querido ir a Transilvania. Con esa bruma baja que no deja ver donde pisas…Con casas de madera crujiente al anochecer y frondosos bosques donde perderse es lo mejor que te puede pasar. O mejor…Iría a Nueva Inglaterra, a comer langosta, a esquiar, y a sentarme frente a la mayor zona verde virgen que queda en un país evolucionado. O mira no… también iría a Acapulco, dónde un buen amigo mejicano, me dijo, que una vez miras el pacífico olvidas al momento el pasado. Pero creo que no…*

Entro en una agencia de viajes, con mi mejor traje, bien peinada y con grandes gafas de sol. La señorita me espera con su mejor sonrisa y extiende el brazo indicándome que me siente.

-Buenas tardes, me gustaría hacer un viaje astral. No conozco mucho el tema-le explico a la estupefacta señorita vendedora de viajes que ella nunca podrá hacer.

-Pero me han dicho que eso es lo último en cruceros. ¿no es así?

La señorita que sólo viaja de su pequeño piso a esta incomoda silla de ante azul de diseño barato no me responde.

-¡Oh! ¡No ponga esa cara! Tengo dinero para pagarle lo que cueste-le digo sacando de mi bolso una elegante tarjetera y comienzo a mostrarle todas las Visa, Crédito Oro y Master Card que contiene-por eso no tiene que preocuparse…

La señorita parpadea un par de veces y entonces sonríe de nuevo, pero es una sonrisa torcida, nerviosa. Mientras, en el reflejo de mis gafas se ve a sí mísma levantando el auricular del teléfono de mesa blanco.

-¿Necesita ayuda? ¿No es usted quien lleva ese tema?, no se preocupe, espero.

Mientras ella marca el teléfono del encargado instalado en el altillo del local yo sigo mi estúpida disertación, ajena a las intenciones de la no-viajera-vendedora-de-viajes.

-Yo he viajado mucho, ¿sabe?, pero es que no me encuentro en ningún sitio. Así que cuando supe de la existencia de tales viajes…eeh..¿astrales?, oh sí, astrales, me dije: ¡eso es lo que me apetece!... ¿Sabe? Salir de este cuerpo que a veces no me corresponde, que ha veces no siento mío y que a veces “pesa” demasiado…¿no le pasa a usted?

La chica habla en susurros con el encargado sin dejar de mirarme con sus grandes ojos, mientras él ya se levanta y observa, manteniendo el auricular de su teléfono en una mano, desde la cristalera del altillo hacía dónde yo estoy sentada.

-Sería solo un pensamiento, flotando, sin “estar”, sino sólo siendo, sintiendo. Libre, sin peros. Siendo brisa zarandeando un vestido de verano. Siendo agua fresca bajando por la garganta reseca de un tuareg.
Mientras Alicia, (eso pone en su chapa enganchada a su camisa blanca), ha colgado el teléfono y comparte miradas de complicidad con el hombre que baja del altillo lentamente.

-Sentir el cuerpo deseado de una manera inimaginable siendo corpórea. –continúo yo- Estar dentro de él. Sentirte él. Y de repente no estar. Estar aquí. Estar allá. En todos lados a la vez. Sintiéndote eterna. Inmensa.Pura. Sin el lastre de este cuerpo que ves cambiar cada día y que es ajeno al “ser” que en realidad somos. Ser una idea en la mente de un genio. Ser una mancha en un papel. Ser tierra húmeda en lugares sin acceso a las pisadas del hombre. Ser el frío de un cadáver en su lecho.

-¿Señorita?...- aborda el encargado acercándose a mí…-¿puedo ayudarle en algo?...Parece que mi compañera tiene problemas para entender lo que va buscando…
Mientras dice eso me coge fuerte por el brazo y me levanta de la silla incómoda.

-Ser el calor de la fiebre de un niño. Ser la risa de un loco.
Todos caminamos hacia la puerta de la agencia. El hombre me lleva del brazo.

-Ser la fricción de dos cuerpos excitados.
El hombre me suelta el brazo cuando estoy en la calle. La puerta se cierra, mientras los dos se quedan mirándome fijamente a los ojos desde detrás del gran cristal.
Les digo: Ser una lágrima del espectador que visiona Cinema Paradiso...

Comienzo a caminar. Y veo una clínica de cirugía estética. Hoy en día estas clínicas tienen de todo. Son definitivamente el negocio del futuro. Es sinónimo de narcisismo. Entro en la clínica y camino hacía el mostrador de recepción. Una chica muy joven,no operada,me sonríe.

-Buenos días.Desearía una intervención rápida.

La chica no ha dejado de sonreír. Por lo que veo no he dicho nada fuera de tono esta vez.

-Dígame que desea cambiar…

-Deseo un cerebro nuevo,¿Tiene algún catálogo?

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